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MORAL PRODUCTIVISTA Y PODER

  • Antonio
  • 27 oct
  • 4 Min. de lectura

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La ética o moral productivista es un hilo invisible sobre el que caminamos haciendo equilibrios imposibles -en un contexto capitalista- basados en un pensamiento que hinca sus raíces en la relación que se establece entre el pensamiento judeocristiano y el poder. Equilibrios que, además, están vinculados al concepto que tengamos de dignidad y, por tanto, de nuestro yo profundo también invisible.

La moral productivista, en nuestro marco civilizatorio, corre en paralelo con el auge del cristianismo y su ascensión al poder una vez se consolida como credo único en el imperio romano durante el mandato de Teodosio como líder político-militar-religioso. Se va moldeando una forma de pensamiento que va a influir en los siglos venideros, cuyo fundamento se va a ir sosteniendo sobre normas que se van creando para ir sometiendo a la población a control. Si repasamos la historia un poco, si nos preocupamos algo de saber esto que planteo, sabemos que lo que conocemos como cristianismo y que, posteriormente, luego se divide en facciones a partir del protestantismo, al hincar sus raíces expansivas en su relación con el poder realmente se convierte en un instrumento total de poder porque se trata de control de pensamiento, control ideológico en suma, que va moldeando las relaciones entre los distintos estratos sociales a lo largo del devenir de la historia. Cuando se asimila el discurso de poder y lo ejerces eres poder también porque, además, hay una mutación de un entramado político-militar llamado imperio en otro llamado iglesia como forma visible de una determinada posición de fe. Esta moral productivista, durante la Edad Media como contexto inicial, utiliza instrumentos o figuras de uso obligatorio como el matrimonio, de un lado, y su fin procreador enajenando el deseo o el placer que no fuera así en paralelo con la promoción del celibato entre el nuevo orden sacerdotal para que pudiesen dedicarse íntegramente a la labor llamémosle pastoral. Lo segundo quizá se entienda más rápidamente que lo primero pero, he aquí la cuestión, el matrimonio habría de generar vástagos para ponerlos a servir, o sea a ser siervos del señor feudal tanto siervo de la iglesia como ente, igualmente, de poder feudal. Cuidar el ganado, la siembra, la cosecha, no era cuestión del señor sino del siervo y éste heredaba la servidumbre de sus padres, o sea la vinculación por el trabajo servil a cambio de algo de comida o de establo para dormir llegado el caso. Quién promociona esta forma de relación social, quién bendice la relación servil, quién incrementa exponencialmente su patrimonio de tierras y posesiones en general mientras la población carecía de lo más mínimo para poder subsistir, quién disponía de la vida ajena y quién bendecía esta posición dominante tiene como respuesta la iglesia (católica) heredera del imperio romano. Es la moral de esta nueva fe, basada en la sumisión o servidumbre fiel bajo el signo del miedo. Desobedecer era pecado, fornicar (que es el verbo usado por la fe) era pecado si no era para traer hijos los que Dios quisiera, levantarte por una injusticia era pecado, tener una opinión sobre algún asunto relacionado con la fe podría ser considerado herético y, por tanto, ser motivo de reo de muerte o castigo físico con tortura, la mujer liberada era la bruja que perseguir hasta la muerte. El control se fue extendiendo entre la población de Europa como una mancha de aceite. Si la mano de obra escaseaba por las guerras había que buscarla y nada mejor que generar vasallos, y con la evolución de la sociedad también se adapta el pensamiento si bien según para qué cuestiones. Que se lo pregunten a Galileo Galilei. Se avanza en las relaciones de poder, entre los nuevos poderes políticos a través de las monarquías surgidas de los reyezuelos medievales, pero la relación con respecto a la población seguía siendo la de dominio. Consolidarlo por la fe era esencial anclando posiciones vía bautismo que vinculaba a la fe de forma obligatoria para, posteriormente, pasar a la fase productiva de vástagos que, además, la iglesia se solía quedar con la primera pieza y me explico. El perfil de ingresar el hijo mayor de una familia con varios vástagos se daba entre familias de una determinada condición social porque siendo el heredero principal, al pasar éste a la vida sacerdotal la familia establecía un vínculo con la jerarquía eclesiástica muy concreto. El hijo podría, incluso, heredar una parte alícuota de bienes y esa iba a parar a los dominios de la iglesia. De hecho las familias pudientes han sido las benefactoras que han engordado el poder económico y el prestigio social de la iglesia. Es todo un ejercicio de clasismo y de relación entre poderes. La familia que enviaba un hijo al sacerdocio entraba, además, en una dinámica de mayor prestigio entre la comunidad. Era una bendición para todas las partes, menos para la sirviente que seguía heredando esa servidumbre o vasallaje disfrazado con nuevos oficios y un nuevo modelo económico.


La Edad Media da lugar, en su evolución, a un sistema pre capitalista basado en el comercio donde los mercaderes iban acumulando beneficios, capital, junto a un sistema de prestamistas que hacían lo suyo. Y este sistema, pre capitalista, evoluciona hacia estadios superiores con formas coloniales de conquista y opresión de pueblos enteros, expoliando sus recursos, traficando con sus cuerpos como esclavos, cometiendo genocidio de poblaciones autóctonas. En esto España, Portugal, Francia, Gran Bretaña, durante los Siglos XV, XVI, XVII y XVIII tienen mucho que decir. Si en América hay mucha población negra es por el tráfico de esclavos desde África hasta América, si en América la población indígena ha sido exterminada ha sido por el impulso de una forma económica de explotación bendecida no ya solo por la Iglesia católica sino por el protestantismo también. Por tanto, para no seguir abundando en detalles, es necesario entender dónde nos encontramos, por qué pensamos como lo hacemos, cuál es el punto de partida y hacia dónde nos dirigjmos en un contexto de pensamiento neoliberal en el imperialismo decadente y sistema colapsado, cuya máxima filosófica es obtener el mayor beneficio con el menor coste posible aunque ello implique el coste de vidas humanas y de esto la industria de la guerra sabe mucho. 




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