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DESAHUCIAR A LA IGLESIA (2)

  • Antonio
  • hace 3 minutos
  • 9 Min. de lectura
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Justo después del anterior artículo, el mismo día de su publicación, me encuentro con la noticia donde la Conferencia Episcopal española se pronunciaba acerca de la ley de memoria democrática como si fuera una organización política, con los mismos argumentos que la derecha parlamentaria. La noticia aparece en el digital Público con el titular “Los obispos recuerdan los 50 años de la muerte de Franco y critican la ley de memoria por polarizar” que puedes leer íntegro si pinchas al enlace. Justamente la jerarquía de la iglesia española es la que más autoridad moral tiene de hablar de polarización sobre una ley que solo intenta reparar algo la dignidad de quienes fueron asesinados por el régimen franquista, su memoria, porque fueron enterrados en las cunetas del olvido con la bendición de la misma iglesia que hoy, según dice, ha transitado desde la adhesión al dictador al distanciamiento crítico. Hay que tener una jeta de cemento armado para hablar de distanciamiento crítico cuando se meten en todos los fregados de cualquier norma o ley que les recuerde a ella (a la iglesia) su papel en el golpe de Estado y posterior fase, una ley que les pueda tocar sus privilegios, una ley que proteja los derechos de la comunidad LGTBIQ+. Se atreve a pontificar y hablar de polarización cuando este término es el mismo usado por la derecha en su conjunto, por quienes son descendientes de los golpistas de 1936 tanto de parentesco directo como ideológico. Dignificar la memoria de quienes defendieron el orden constitucional de la República es polarizar, hacer justicia de reparación de memoria rescatando los restos de personas que fueron asesinadas, daba igual que fueran niños o mujeres, y olvidadas en cunetas cuyo derecho ha sido impelido más de una vez por la ONU es polarizar también. La iglesia olvida que durante años formó parte de una trama criminal de robo de bebés cuya identidad, a día de hoy, alguno de aquellos quieren saber realmente de dónde procede. Favorecer el robo de bebés hasta los años 80, según los estudios realizados, no es polarizar. Desahuciar a gente humilde, a día de hoy, de sus viviendas no es polarizar. Condenar con discursos homófobos a la comunidad LGTBIQ+ no es polarizar, apropiarse indebidamente por inmatriculaciones de edificios que podrían ser de dominio público está bien y no es polarizar, querer controlar el cuerpo de las mujeres azuzando contra la ley del aborto y organizar manifestaciones no es polarizar, utilizar a sus sectas más reaccionarias como Hazte Oír (vinculada a un grupo cristofascista llamado El Yunque), Legionarios de Cristo Rey, Opus Dei etc., para que acosen a las mujeres que quieren libremente ir a una clínica abortista no es polarizar, presionar a los poderes públicos para que modifiquen, pues, leyes según su gusto no es polarizar. Habría para un rosario de la aurora mencionar todas las barrabasadas políticas de la iglesia española, las que conocemos y las que no pero los tiempos del silencio, de momento, se terminaron. El silencio les tocaría a la jerarquía que tienen suerte de no estar en un contexto de República laica ya que dejarían de recibir privilegios según expuse en el artículo anterior y se tendrían que poner a trabajar como dios manda. Dejarían, en otro contexto más justo, de incordiar con tanta procesión y olor a vela quemada e incienso ya que el culto sería privado y punto pelota. Pero, claro está, es mejor hablar de polarización que la pederastia masiva cometida en centros educativos religiosos, parroquias y demás. Y, por supuesto, mejor aún es criticar que cualquier atisbo de educación sexual integral con los menores pero, vaya por Dios, eso no es polarizar como tampoco lo es resistirse al reconocimiento de los delitos de abusos, robos de bebés, y reparar a su víctimas. En una República laica mucha de esta gente de hábito y cuello blanco se comerían hasta el cirio pascual entre rejas. La jerarquía, como es bien conocido al menos por mí, es sabedora de su capacidad de influencia cultural que no es otra cosa que ideológica porque saben su propia historia. ¿Qué hace que mi altavoz tenga eco? Primeramente financiación para vivir a cuerpo de rey y con ella, de momento, cuento. A partir de ahí cuáles son los medios idóneos para influir: educación (primaria, secundaria, bachillerato, universidad), comunicación propia (radio, tv), alianza con las élites que tienen sus propios medios. Con la educación y la comunicación saben que la influencia ideológica es enorme, potente, porque va a la base para ir moldeando conciencias y, obviamente, eso significa influencia política hacia un segmento concreto del espectro. No es la primera vez que monjas de residencias de ancianos los llevan a votar con el voto escogido y ya puedes adivinar con qué papeleta. Porque, también, en las residencias se puede influir sobre todo cuando la educación política en este país de cero a cinco es de menos dos. Por tanto en este artículo, con la introducción expuesta, nos adentramos en la educación contextualizando el artículo en Andalucía como un paradigma claro de la influencia que vengo a destacar y objeto de análisis. Educación de centros concertados que se llevan una pasta derivada de fondos públicos para que sus centros estén mejor dotados que los públicos y las conciencias más al gusto del sistema, más acrítica obviamente y, entonces, de aquellos polvos estos lodos. Así, pues, el recorrido numérico de los centros concertados en Andalucía, desglosados por provincias, son los que siguen:


  • ALMERÍA: 26 (19 capital; 7 provincia)

  • CÁDIZ: 85 (15 capital; 70 provincia)

  • CÓRDOBA: 69 (41 capital; 28 provincia)

  • GRANADA: 76 (53 capital; 23 provincia)

  • HUELVA: 29 (22 capital; 7 provincia)

  • JAÉN: 40 (11 capital; 29 provincia)

  • MÁLAGA: 87 (53 capital; 34 provincia)

  • SEVILLA: 124 (76 capital; 48 provincia)


En el cuadro de abajo observamos la población de cada provincia cuya relación está ordenada por el total de población en la provincia con idea de acompañar, desde este parámetro de población y en términos absolutos, la ratio calculada con total población/ nº centros nos puede dar una ligera idea del poder presencial de la enseñanza privada concertada ( o sea chupando dinero público) que, en su práctica totalidad, está en manos de la iglesia. O sea hablamos de influencia a través de la clave educativa siendo la cifra resultante el número potencial de personas a las que llega un centro en términos absolutos



Provincia

Capital

Población Capital

Población Provincia

Sevilla

Sevilla

695,862

1,969,075

Málaga

Málaga

578,360

1,778,275

Cádiz

Cádiz

116,982

1,258,881

Granada

Granada

236,982

915,392

Córdoba

Córdoba

325,999

786,103

Almería

Almería

201,124

758,100

Jaén

Jaén

112,999

634,099

Huelva

Huelva

144,339

519,821



RATIO DE INFLUENCIA:


SEVILLA: 1.969.075/124 = 15.879,63 (4)

MÁLAGA: 1.778.275/87 = 20.439,94 (2)

CÁDIZ: 1.258.881/85 = 14.810,36 (6)

GRANADA: 915.392/76 =12.044,63 (7)

CÓRDOBA: 786.103/69 = 11.392,79 (8)

ALMERÍA: 758.100/26 = 29.157,69 (1)

JAÉN: 634.099/40 = 15.852,47 (5)

HUELVA: 519.821/29 = 17.924,86 (3)


Por tanto la clasificación de ratio de influencia la encabezaría curiosamente la provincia de Almería que, en los términos expuestos, es a la que más población llegaría en su área de influencia, seguida de Málaga y Huelva, siendo la de menor incidencia la provincia de Córdoba.

Ciertamente estas cifras expuestas son algo más que meros números, son una forma de hacer política con la educación y una forma de hacer negocio por supuesto porque no olvidemos que lo privado siempre es negocio y en el negocio primará el beneficio. Aquí lo que pasa es que el negocio lo tiene garantizado vía fondos públicos por el concierto educativo aunque, eso sí, determinados derechos fundamentales a veces se hayan estando conculcando con algún que otro docente porque, a fin de cuentas, a la iglesia le va eso de a dios rogando y con el mazo dando.

Mientras los centros públicos han ido menguando estos centros han ido creciendo, mientras se traspasan fondos a unos hay problemas para adecentar otros porque no olvidemos que siempre hemos de aplicar la ley de los vasos comunicantes. De lo que tengo aquí no puede ser allí. La cuestión estriba en dónde hay que poner el foco de la prioridad y cuidado con el mantra de la libertad de elección porque no deja de ser una falacia cuando intentas, otra vez, tocarles un ápice de su negocio. Estos mismos centros son los que hicieron campaña contra la ley Celáa o cualquier ley que a ellos no les parezca bien con tal de torpedear una acción de gobierno. Cientos de años de impunidad asociada con el poder establecido en suelo patrio dan para mucho, dan para seguir aferrados a esa sensación de ser intocables porque, hasta hoy, no ha habido la suficiente valentía de meter mano de verdad a los privilegios de esta cuadrilla de jetas con crucifijo y rosario. Se sienten impunes e inmunes porque desde su aparición como estructura de poder, allá por el S. IV bajo el mandato de Teodosio, fueron creciendo en un poder casi omnímodo a lo largo de la historia.

Esta capacidad de influencia donde un solo centro puede llegar regularmente a miles de personas no es una cuestión menor, es para reflexionarlo y actuar en consecuencia sobre todo si queremos preservar lo público como la parte esencial del bien común y, sobre todo también, si queremos que la educación sea un factor clave de crecimiento personal integral desde la etapa más temprana hasta la más tardía en el proceso educativo. Y cuando digo crecimiento personal integral creo que se entiende bien porque es en ese contexto donde debemos entender que la educación no es cosa de la institución sino de la familia (da igual el modelo de familia) con la institución. Educar en valores humanos es adoctrinar según ciertas tendencias neofascistas a las que se apunta la iglesia porque para ella solo se educa si es en Cristo. Educar en valores iría más allá del mero conocimiento para adentrarnos en el terreno de la sabiduría, en el manejo de la vida con todo lo que ello implica. Conocer no implica necesariamente saber pero saber sí implica conocer. Unir la vida al aprendizaje de la vida solo se puede hacer con voluntad de poner medios humanos e infraestructura revirtiendo, de un lado, el abandono al que se están viendo sometidos los centros públicos y de otro profundizando en un modelo democrático profundo de la enseñanza donde el valor a transmitir sea el de la cooperación y no el de la falaz competitividad. La cooperación lleva al trabajo en equipo, al respeto al diferente, a la inclusión real, a la competencia personal en habilidades concretas. La competitividad solo lleva a ser una pieza del engranaje del sistema que te va a explotar. Desahuciar, por tanto, a la iglesia de este poder sería desactivar una fuente importante del mantenimiento de su negocio de la fe y de la impunidad con la que se siente su jerarquía que no dudó en apoyar un golpe de Estado en España 1936 como tampoco en Chile 1973 o Argentina 1976. Poner coto a su influencia sería para fortalecer lo público donde primaran los derechos humanos más elementales, y si se me pregunta si es posible yo digo que sí. Si se me asegura que es imposible digo que no. Si se me dice que soy un utópico entonces es que se entiende el término utopía. Dios jamás castigaría a nadie, en términos de lenguaje de fe, por practicar el bien común y no establecer una enseñanza segregacionista o sectaria, por transmitir valores humanos, por educar en libertad e igualdad, por hacer que esos aprendices de la vida sean felices haciendo lo que les gusta, para que sean creativos y pongan sus talentos al servicio de la sociedad del bien común. Dios no castiga a nadie por enseñar sexualidad en libertad para que esos aprendices de la vida no cometan estupideces con su propio cuerpo ni con el ajeno, para que consideren su cuerpo como un templo sagrado de respeto y consideración y, por supuesto, el cuerpo ajeno, para que cuando aprendan el sexo no sea bajo el signo del abuso y, por tanto, del trauma sino bajo el signo de la felicidad. Y ahí debiera estar el sistema educativo con los progenitores, codo con codo porque también hay que educar a los progenitores que entienden lo saben todo, para que la vida no se convierta en una gran mentira nacida desde que vienes al mundo. Pero para que todo esos valores esenciales en el ser humano sean posibles hay que separar el trigo de la cizaña que empozoña la convivencia. Y eso solo pasaría por despojar de poder a quien no debe ni puede tenerlo. ¿Quién dijo falazmente que la educación era y es neutral?


En la próxima entrega expondré fondos que se han transferido durante este año 2025 y, por tanto, a partir de ahí la implicación de ello en sus medios de comunicación así como en lo que podríamos llamar obra social Cáritas que, a su vez, recibe transferencia directa del Estado salvando el papel de esta última. La economía es determinante para entender el entramado y la forma en cómo se retroalimenta y siendo así todavía se entiende menos que se le entreguen las armas al contrario para que las use en tu contra.

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