EL TIEMPO DE LA CIZAÑA
- Antonio
- 30 oct
- 5 Min. de lectura
He optado un título más poético, si cabe la expresión, que expresar tiempo del odio porque, en realidad, lo que representa esta planta es lo tóxico, lo que confunde con lo bueno que es el trigo porque se cría junto a él. Cuando alguien quiere estropearle la cosecha a un enemigo siembra cizaña en su campo de trigo para confundirlo y al mezclarse, si no tiene conciencia de lo que recoge, hace que la cosecha pueda perderse. La cizaña ha de recogerse con cierto cuidado para no arrancarla junto con el trigo que representa el bien y echarla a la hoguera para que no queden restos. Extirparla es, una vez detectada, es una tarea imprescindible y urgente pero, obviamente, lo idóneo, lo aconsejable y que denota una elevada conciencia es estar pendiente que no te la siembre, que no crezca y que al primer brote arrancarlo de cuajo.
Con esta introducción quiero poner el foco en el crecimiento exponencial de ideas, grupos, actitudes, que son fascistas porque el fascismo es la cizaña. Representa el odio, el ambiente tóxico, la distorsión de la realidad, es el humo que ahoga e impide la visión clara, es el agua turbia que te hacen beber, es el río revuelto. Gentuza como Trump, Abascal, Meloni, Orban, Le Pen y tanta otra esparcida por el mundo (un programa titulado gentuza por el mundo) como Bolsonaro, Uribe, Bukele, Noboa, Corina Machado etc., no son una casualidad ni una anomalía en el sistema ese que dicen democrático. Son el producto de ese sistema, la consecuencia directa de haber estado sembrando durante años una cizaña que fue creciendo sin que nadie supiera o quisiera pararla, cercenarla arrancándola de cuajo y echarla al fuego. Eso tiene un trabajo de años de siembra a través de medios de difusión, de círculos de debates o fundaciones, de alianzas con fenómenos supuestamente religiosos, con determinados segmentos sociales, con gobiernos permisivos que se dicen de izquierdas que practican políticas neoliberales o de derechas con un barniz social y permisivos con el crecimiento del fascismo dentro de sus filas, y me explico. Si un gobierno supuestamente socialdemócrata o “progresista” tiene un ministro del interior permisivo con actuaciones policiales represivas con manifestantes de izquierdas pero de compadres con los escuadristas y manifestantes de extrema derecha es porque algo, realmente, no está haciendo bien desde la lógica política para la mayoría social. Permisivo en aras a qué se pregunta uno, permisivo con grupos neonazis, con actividades parapoliciales, con sindicatos policiales abiertamente neofascistas, con manifestaciones de exaltación al franquismo, con el acoso a políticos y periodistas de izquierdas, permisivo con un poder judicial descontrolado ejerciendo de actor político piquetero contra la institucionalidad que representa la representación popular de un Parlamento, permisivo con medios de desinformación que solo viven del bulo como negocio, de la mentira. Permisivo con la especulación salvaje en materia de vivienda que hace que las personas sean expulsadas de sus hogares y de sus barrios de toda la vida, con la especulación alimentaria... Cuando esto ocurre es cuando se está generando la política del mal menor, la de votadme a mí que luego viene la derecha pero que cuando llega la culpa no es de quien hace esas políticas permisivas con la cizaña que ha estado creciendo con total libertad e impunidad, sino de quien la ha estado denunciando y se niega a participar del teatro, la culpa es de quienes disienten. Trump llega a la Casa Blanca por un Partido Demócrata totalmente derechizado, neoliberal sin más, el mal menor que elegir y, además, entre candidatos que nada tienen de progresistas. Pero, también, llegan al poder cuando no se han reformado a fondo las estructuras del Estado para que eso no ocurra, los distintos aparatos dentro del Estado que navegan por los bajos fondos o cloacas donde conviven medios de desinformación, determinados personajes políticos, jueces, empresarios, financieros etc. Cuando se construye sobre un estercolero jamás podremos pretender que esa residencia tenga la suficiente habitabilidad nada más que por el olor que reside.
Las políticas del odio, de la cizaña, no se recogen como fruto de la noche a la mañana sino que van madurando durante años mientras vamos mirando hacia otro lado, mientras agachamos la cabeza y nos miramos el ombligo. Un gobierno corrupto hasta la médula como han sido los del PP (en España), condenado varias veces como responsable de una trama criminal organizada, trae como consecuencias el crecimiento de una forma igualmente criminal de hacer política persiguiendo a sus oponentes, espiando ilegalmente a diputados y diputadas en masa, elaborando montajes policiales con informes falsos y difundiéndolos a través de los medios convencionales colaboracionistas, tanto audiovisuales como digitales y de papel, que viven y crecen en su negocio por publicidad institucional de un lado y convencional comercial por otro. Medios que, de otra forma, habrían cerrado hace tiempo si una ley de medios hubiese regulado la actividad o el sector a partir de controlar la publicidad institucional que es dinero público que va a parar, por ejemplo, a un tabloide fascista como Okdiario vía Comunidad de Madrid donde Ayuso es la Juana de Arco trumpista de la extrema derecha pero con carné del PP.
Falta, pues, valentía, agallas, para reventar a la derecha en sus políticas agresivas contra la mayoría social y hacer que la extrema derecha quedara anulada, extirpada totalmente, ya que si esto no ocurre la cizaña vuelve a crecer nuevamente. El tiempo del odio a la persona migrante, sean menores o no, a los homosexuales y lesbianas así como a otras identidades de género y orientación sexual, a otros modelos de familia y relaciones, a los derechos de las mujeres en particular, a los derechos laborales conquistados, a los servicios públicos como sanidad, educación, servicios sociales, investigación, haciendo desviar cantidades ingentes de dinero hacia el sector privado para que se lucre en detrimento de la universalidad en prestaciones en condiciones dignas, se recorten brutalmente los fondos de ayuda a personas vulnerables y se desvíen, por ejemplo, a cofradías y espectáculos asesinos de toros, no es una casualidad. Por tanto queda que la gente reaccione al contrario, hacia el antifascismo demostrado cuando aparecen escuadristas neonazis en Vallecas para provocar y son confrontados, o cuando aparece un personaje agitador que se autodenomina periodista (sin acabar además la carrera) de rule por las universidades, escoltado también por escuadristas, y es expulsado por los propios estudiantes además de no ser autorizado por el campus. Queda que la gente siga manifestándose contra el genocidio en Israel porque no hay propuesta de paz sino una rendición sin condiciones, porque Israel sí es un estado terrorista y genocida y acreditado por la relatora de la ONU Francesca Albanese además de organizaciones internacionales de DDHH, queda que la gente siga intentando parar desahucios y queda, además, responderle a la policía cuando vayan a agredirte. Lo que ocurre no es polarización, por si lo estás pensando, sino una continua provocación de la extrema derecha que ejerce su violencia mediante diversos mecanismos y tentáculos. Hablar de polarización solo lo hacen determinados medios y programas que están comprados por empresas de alarmas para que se hable de okupación como un problema de orden público cuando no es verdad y acreditado estadísticamente. La cizaña es la que dice que el trigo es malo, que no lo consumas, queriéndose apropiar -incluso- de sus propiedades nutricionales pero no nos engañemos porque jamás una cizaña dará de comer a nadie, solo piensa en crecer donde el trigo abunda cuando fue plantada ahí. Piensa esto...





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