No había manifestación contra la presencia de bases militares estadounidenses donde no se exhibiera una pancarta con esta leyenda, o en pisos de estudiantes comprometidos, despachos laboralistas, incluso en sedes sindicales, pegatinas, poster, donde nos recordara que su presencia no era bienvenida, no era del agrado. El referéndum (dopado) para entrar o no en la OTAN, allá por el año 1986, marcó un antes y un después por lo que supuso perder la oportunidad de no vincularnos a