La religión, en abstracto, es un poder fáctico. Un poder ejercido sobre ingentes cantidades de masa humana que vehicula la sumisión a cualquier nivel mediante la configuración de un corpus doctrinal basado en interesadas interpretaciones de quienes lo construyen. Pero para ejercer poder hay que tener capacidad de influencia social, así que nadie mejor para ello que las élites del momento que son quienes, en definitiva, van a ir conformando la jerarquía a través de la creació